domingo, 30 de octubre de 2016

Un ejemplo a seguir


Mientras el cristianismo sigue creciendo en zonas dominadas por el Estado Islámico, el cristianismo en América sigue cayendo en un nivel de degradación sin precedentes.  Con el estribillo de “los tiempos cambian” se está tratando de obligar al cristiano a modificar su fe para una “all inclusive” en el que quepan todas las personas sin importar el estilo de vida que decidan llevar.

Si bien es cierto que todos tenemos oportunidad de salvación, no es menos cierto que para ser salvos debemos vivir según los principios bíblicos que a su vez nos muestran cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida.  El mensaje del Evangelio está tan licuado en estos tiempos que hasta en las fiestas patronales se cuelan supuestos artistas para dizque evangelizar.  Si el verdadero Evangelio de Jesucristo se predicara en medio de una actividad mundana, no pasarían ni cinco minutos para que nos apaguen el micrófono y nos sacaran del lugar acusándonos de fundamentalistas .  El Evangelio confronta  y es exigente.  Llevar al mensaje de Jesucristo de manera light sugiere un cristianismo de conveniencia en el que Jesús deja de ser el protagonista de la vida y se convierte en un mero personaje de la historia al que hemos estado malinterpretando toda nuestra vida.


El amor de Dios se ha trivializado de tal forma que es “imposible que un Dios tan bueno sea capaz de reprender a las personas.”  “Todos somos hijos de Dios y, por lo tanto todos somos salvos siempre y cuando no hagamos nada malo.”  Pero la pregunta es la siguiente:  ¿Cuál es la definición de malo? Si esa definición deja de ser absoluta y se convierte en relativa entonces, ¿para qué vino Jesús? Si la Biblia deja de ser considerada la Palabra de Dios, nosotros como Iglesia de Jesucristo tenemos mucho trabajo por hacer.  Si la gente no quiere leer la Biblia, nos tendrán que escuchar entonces.


Como cristianos deberíamo tener la valentía de denunciar los movimientos anticristianos que se están levantando.  Tenemos la gran responsabilidad de ser las manos de Dios en esta tierra.  Sin embargo, el temor nos cohíbe de tomar acciones justas en el nombre de Jesús.  Pero, ¿con qué cara podemos declarar miedo mientras vemos a una iglesia siendo perseguida por un Estado Islámico y que está dispuesta a morir por su fe en Jesús?


Si estos hermanos y hermanas que han sufrido la persecución y pérdida de sus seres queridos, tuvieran la oportunidad de venir a nuestro pais, ¿qué creen que harían?  Me parece que serían capaces de proclamar a grandes voces el Evangelio y estarían más que dispuestos de enfrentar el rechazo y discrimen mucho más de lo que nosotros estaríamos.


Las persecuciones de estos hermanos deben servirnos de testimonio del poder de Dios y motivarnos a proclamar sin miedo alguno que Jesús es el Señor.  Las consecuencias que podamos sufrir son pasajeras.  Soportemos que la recompensa es eterna. 

Oremos para que Dios se manifieste en medio de la persecución y que podamos perfumar el hacha que continuamente nos hiere.


Esta reflexión está basada en la siguiente noticia:

Estado Islámico fuerza a madre a ver muerte de hijo por no negar a Jesús - (Para detalles presione aquí)