miércoles, 25 de diciembre de 2013

Feliz Navidad

Puerto Rico en Sus Manos les desea una Feliz Navidad.  Jesús es el mejor regalo que Dios le ha hecho a la humanidad.  ¿Qué piensas hacer con ese regalo?  Si lo aceptas tendrás la salvación y la vida eterna.  Si lo rechazas, estarás apartado(a) de Dios por toda la eternidad.  Parece que la respuesta es obvia.

¡Qué Dios continúe naciendo en nuestros corazones todos los días de nuestra vida!


sábado, 21 de diciembre de 2013

La Navidad Parte II - El 25

No ha salido el sol del 25 de diciembre cuando ya nuestros hijos nos están levantando para ver si ya hay regalos debajo del árbol de navidad.  Llegó el momento de ver la felicidad de nuestros hijos mientran desenvuelven cada uno de los regalos.  Se escuchan los gritos de alegría pero aún no se pueden abrir los regalos porque no tenemos las cámaras listas.  A insisitencias de los niños decidimos tomar fotos con nuestros celulares.


"Ya pueden abrir los regalos."  Aún sin haber terminado de dar la orden, ya están todos los pedazos del papel de regalo regados por toda el área.  Abren el primer regalo, lo miran, "está bonito" y vamos para el otro.  Así siguen hasta que de repente...se acabaron los regalos.  "Ok, niños, espero que les hayan gustado los regalos.  Tenemos que buscar más en casa de los abuelos."  Nuestras miradas se cruzan expresando la misma inquietante pregunta; "¿Les habrán gustado los regalos?"


No habiendo saciado la emoción de jugar con los nuevos juguetes, se tienen que ir a desayunar y a vestir para la próxima ronda de regalos.  Luego de desayunar se olvidan de que tienen que vestirse y no nos damos cuenta hasta que los vemos jugando justamente cuando nos disponíamos a llevar al carro el montón de regalos que hay que repartir.  Ahora comienza la batalla campal, los niños quieren jugar, no se han vestido, el tiempo sigue pasando, hay que visitar dos casas, la paciencia se está agotando.  Luego de dos cocotazos a cada nene, logramos que se vistan.  

Ya en el carro hacemos un inventario para asegurarnos de que estamos llevando los regalos de todo el mundo.  De repente nos interrumpe una voz entrecortada: "¿Nos podemos llevar los juguetes?" La esperada contestación: "NOOOO".  A pocos minutos de llegar a nuestro primer destino, la misma voz que nos reclamaba por los juguetes dice: "Creo que no trajeron el postre."  Sí, ni más ni menos.  Nos tocaba llevar el postre y se nos quedó dentro de la nevera.  Un comentario tan "inocente" de un niño resentido porque no le dejamos llevar sus juguetes nuevos dio pie para el siguiente diálogo:
- Lo dejaste en la nevera.  Yo sabía que se te iba a quedar
- ¡Bah! Resolvemos con una libra de pan. - contesté tratando de mantener la autoridad.
- ¿Estás seguro? - me preguntan con sarcasmo.
- ¿Qué más hay abierto hoy?
- Por lo menos compra par de cajas de dulces.
- Si huberas estado pendiente no nos estariamos desviando, Siempre somos los últimos en llegar.
- Deja de llorar y compra lo que sea, total es tu familia.
- ¿Qué tiene mi familia? No empieces.
- Tu sabes más que eso.

¡Llegamos!  Los niños se bajan del carro corriendo mientras que mi esposa, avergonzada por alguna razón, aprovecha el empuje, toma los regalos y se va detrás de los nenes dejándome atrás con la libra de pan (era lo más barato).  El intercambio de regalo ya se llevó a cabo y el acostumbrado diálogo navideño surge:
- ¿Viste a tu tía? - me reclaman.
- ¿Qué tiene?
- Me viró la cara
- ¡Ya empezaste!
- Baja la voz y disimula. Lo que pasa es que no estás pendiente a nada.
- Tú siempre estás a la defensiva. ¿Quieres que nos vayamos?  Pues nos vamos.
- Por lo menos estás pensando. - Expresa con una sonrisa sin dientes.

Nos vamos repentinamente, Los niños cuestionan y nosotros totalmente callados en el carro.  En nuestro segundo y último destino, todo transcurre normal.  Sí, normal.  Como todas las navidades, me resigno a quedarme frente al televisor y a jugar con el celular.

Por fin se acabó el día.  Los niños están cansados y llenos de regalos.  Luego de que los nenes se duermen, tenemos la oportunidad de hablar un rato y dejar atrás algunas diferencias.  Ya listo para dormir digo mis últimas palabras: "¡Qué rápido se fue el 25!"

domingo, 15 de diciembre de 2013

La Navidad Parte I - ¿Preparándonos para qué?

Se podría decir que la Navidad es la época más anhelada por todos.  Socialmente, tenemos la oportunidad de compartir con nuestros familiares y amigos y de poder ver a nuestros niños y niñas abriendo regalos y jugando con los demás.  Al menos esa es nuestra primera impresión.

He decidido reflexionar brevemente sobre los acontecimientos antes, durante y después del 25 de diciembre.

Parte I ¿Preparándonos para qué?

Ya pasó Halloween y el pavo ya fue digerido.  Luego de casi un año de espera, por fin comenzó la época de Navidad.  Nuestro primer paso es analizar cuánto dinero tenemos ahorrado, cuánto tenemos en la tarjeta de crédito disponible, de cuánto será el bono y cuándo lo recibiremos, a qué fiestas iremos, etc.  

De dos a tres semanas antes del 25 de diciembre comienza la cuenta regresiva para buscar los mejores regalos antes de que se acaben o que los compre "mi competencia" (el mejor regalo lo tengo que dar yo).  Los centros comerciales se inundan debido al efecto de los mal llamados "especiales de Navidad".  Las tarjetas de crédito se usan con mayor frecuencia y sin mucha pena (pues la estamos usando para algo bueno).  Nuestra alegría es tal, o más bien nuestra euforia, que nos convencemos a nosotros mismos de que el dinero que estamos tomando prestado lo vamos a pagar durante los primeros 3 meses del próximo año.  Para esto es necesario olvidarnos de que una gran parte del dinero adeudado al presente en nuestras tarjetas de crédito llevan la carga de navidades pasadas.  Ah, pero estamos en Navidad y no debemos estar pensando en cosas negativas; no queremos que se nos dañen las fiestas.  La Navidad es sólo una vez al año.

Luego de horas alrededor de la tienda, nos disponemos a hacer la mega fila para pagar.  Estando en la fila comenzamos a hacer un recuento mental para ver que no se nos haya quedado a nadie sin regalo y cuánto dinero ya tenemos gastado.  De repente nos da el primer susto; una voz tenue que nos trata de decir: "creo que nos excedimos un poco".  Inmediatamente la voz de la conciencia es apagada con un: "Próximo".

Llegamos corriendo a la caja registradora luego de 20 minutos o más esperando por nuestro turno.  A pesar de todo, escuchamos otra vez esa voz que nos dice: "Estamos gastando un montón".  Pero vuelve a apagarse con un: "Tienen un 10% de descuento adicional si solicitas nuestra tarjeta".  Justo lo que necesitábamos.  "Nos salvamos, dale pa' lante".  

Ya estamos en casa y comenzamos a ver nuestras compras y a identificar qué es para quién.  De repente aparece el recibo de compra y comenzamos a analizarlo más detalladamente.  Nos percatamos de que compramos una que otra cosita de más y que tal vez pudiéramos devolver algo.  Justo en ese momento, alguien de la casa enciende la radio buscando música navideña y algo así suena:


"Olvídate, nos ahorramos 10% que no teníamos contemplado, a bailarrrrr."  

¿Y el recibo? Pa'l zafacón.


sábado, 7 de diciembre de 2013

El Fruto del Espíritu

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza; contra tales cosas no hay ley." (Gálatas 5: 22-23)

Estuve buscando diferentes referencias sobre los frutos del Espíritu para aclarar algunas dudas de lo que son esos frutos.  Jesús nos advierte que "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7: 16).  Veamos cuáles son esos frutos y cómo se manifiestan en la vida de un creyente.

Sabemos que desde que recibimos a Jesús como nuestro Salvador personal, el Espíritu Santo entró a morar en nuestras vidas.  El Espíritu trabaja en nosotros para que con nuestras actitudes podamos reflejar la vida que Jesús vivió estando entre nosotros.  Pero para que esos frutos puedan ser evidenciados en nuestras vidas, debemos ser obedientes y receptivos a la Palabra de Dios.

1. Amor: Este amor es uno abundante, continuo, fiel, santo, humilde, generoso que procede del gran amor que Jesús siente por la humanidad.  Es un amor sin condiciones y que incluye a nuestros enemigos.

2. Gozo: Esto no es una alegría que surge cuando la cosas nos van bien.  El gozo del Espíritu es un sentimiento y una convicción de victoria.  Queremos compartir con los demás las grandes cosas que Dios está haciendo por nosotros.

3. Paz: Es una paz que nos ofrece un ambiente de tranquilidad y quietud.  Cuando sabemos que Dios tiene el control de la situacion, no nos desesperamos y comenzamos a buscar soluciones basadas en la voluntad de Dios.  Es una paz indescriptible que solo podemos experimentar cuando tenemos al Espíritu Santo.  

4. Paciencia: El Espíritu nos capacita para no reaccionar de manera agresiva o con resentimiento cuando repetidamente nos están ofendiendo y atacando de diferentes maneras.  También la podemos ver cuando decidimos esperar por el momento de Dios sin desesperarnos ni tratar de "ayudar" a Dios para que sus planes se adelanten.

5. Benignidad: Se manifiesta en un deseo de ayudar a las demás personas y buscar un espíritu de unidad.  Responde las agresiones de manera pacífica y sutil.

6. Bondad: La bondad surge cuando tenemos una vida consagrada a Dios.  Buscamos la justicia y la verdad y nos enfocamos en las virtudes que tienen los demás en lugar de los defectos (sin ser ingenuos).

7. Fe: La perseverancia que nos ayuda a mantenernos firmes en el Señor.  Le creemos a Dios y lo obedecemos.

8. Mansedumbre: Es una actitud de humildad.  Estamos dispuestos a realizar tareas "pequeñas".  Somos serviciales con las demás personas sin importar quiénes sean.  No nos despreciamos a nosotros mismos, sino que sabemos y reconocemos de dónde Dios nos ha sacado y nos identificamos con los demás para tratar de comprender sus situaciones particulares.

9.  Templanza: Esto es el dominio propio.  Lo que nos ayuda a dejar atrás a la vieja criatura y mantenernos firmes en Cristo.  Esta templanza nos ayuda a hacer morir los deseos y pasiones carnales.  Resistimos la tentación.

No podemos olvidar que tenemos una condición humana y estamos propensos a pecar y a dejar de dar frutos en ciertos momentos.  Cuando eso ocurra, el Espíritu Santo nos convencerá de pecado e inmediatamente le pedimos perdón a Dios y continuamos con nuestra vida cristiana.

Espero haberles dado un poco más de luz al respecto.  Comentarios y sugerencias son bienvenidos.

Dios nos continúe bendiciendo.