domingo, 20 de julio de 2014

Cuestionemos menos...confiemos más

Son muchas las ocasiones en que nos cuestionamos dónde está Dios.  ¡Qué mucho nos entristecemos al hacernos este tipo de pregunta.  La mayoria de las veces la pregunta surge cuando nos indignamos por algo injusto que ocurre y/o cuando algo dificil (o trágico) toca nuestra vida.  Es ahí cuando nuestra fe comienza a ser probada y sacudida.

Como humanos es muy normal que nos surjan dudas en cuanto al obrar de Dios.  De hecho, El no espera que entendamos lo que está haciendo en nuestras vidas.  Lo único que pide es que sigamos confiando en que El está haciendo lo mejor para nosotros.  No es a una resignación a lo que te estoy invitando, es que humanamente no hay forma de poder entender el pensamiento infinito de Dios.  Si intentamos entender a Dios vamos a seguir frustrándonos, dudando y rebelándonos contra El.

Hay veces que las preguntas no son muy convenientes.  Cuestionar a Dios por algo que pasó lo único que pudiera causar es debilidad en nuestro espíritu.  Sin embargo, podemos meditar en nuestro pasado y darnos cuenta de que si estamos aquí es por la gracia y misericordia de Dios.  Me pasa en un sinnúmero de veces que me pregunto cómo he llegado a donde estoy si no tenía los recursos, el conocimiento, etc.  Me convenzo cada día de la presencia de Dios cuando medito en mi pasado.  Esto fortalece mi presente y puedo caminar con la frente en alto sabiendo que el mismo Dios que me ha traído hasta aquí, que me ha rescatado del enemigo, que me ha prosperado, es el mismo Dios que hoy está a mi lado.

Cuando las preguntas y dudas lleguen a tu vida por algo que estés pasando, recuerda que estás viviendo un evento más que luego podrás incluir en tu lista de las cosas que has podido vencer y no sabes cómo.  Soportemos un poco más. Ya pronto el Señor vendrá por los suyos y no habrá más llantos, ni más tristeza, ni más dolor.

Dios te bendiga.


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