viernes, 23 de enero de 2015

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga (1 Corintios 10:12)

Reciéntemente vi un video del pastor David Diamond pidiendo perdón por lo que él llama una "imprudencia cibernética".  No sabía lo que estaba pasando y busqué más detalle.  Lo que encontré me dejó momentáneamente sin palabras.  Una mujer estaba haciendo acusaciones de que el pastor la estaba acosando a través de las redes sociales.  No voy a entrar en los méritos de este caso pero sí quiero opinar sobre ciertas cosas.

He tenido la oportunidad de escuchar alguna de sus predicaciones y de su testimonio de conversión.  Me parecía muy firme en sus convicciones y no tenía dudas de que era un siervo de Cristo.  Cuando vi los comentarios que hizo a la mujer me dio mucha verguenza.  No podía creer lo que leía, parecían expresiones de una persona que nunca había conocido al Señor.  Sin embargo, yo sé que no es así.  Sus testimonios siempre fueron contundentes.  No siento en mi corazón señalarlo pero tampoco puedo justificar sus acciones.

Todos estamos vulnerables a cometer pecado pero Dios nos ayuda siempre a mantenernos firmes.  Hay ciertos pecados que se pueden evitar con anticipación.  Una vez identificamos nuestras debilidades debemos evitar ese pecado como dé lugar.  En este caso me parece que las redes sociales fueron la carnada para relacionarse con una persona y comenzar un juego que nunca debió haber comenzado.  Es muy probable que el pastor haya estado luchando con esta tentación desde hace mucho tiempo pero lamentablemente cedió.

Por otro lado me parece algo hipócrita los comentarios de la mujer victimizándose cuando por meses le había permitido el juego al pastor.  Ella hace comentarios relacionados a que le dedica su vida a Dios.  Sin embargo, tan pronto como el pastor soltó los primeros comentarios ofensivos, ¿por qué no lo detuvo o dejó de comunicarse?  Hay que tener fuerza de cara para decir que él la hostigaba en contra de su voluntad.  A mí no me dio esa impresión, pero...cada cual.

Ahora bien, ¿qué podemos aprender de esto?  Creo que el más beneficiado a pesar de todo fue el pastor porque tuvo la oportunidad de ver a Dios cara a cara.  Si su arrepentimiento fue verdadero deberá aferrarse más a la Palabra de Dios.  Creo que Dios lo jamaqueó para que se diera cuenta de que era un ser humano con grandes debilidades y que tenía que mantenerse firme en El.

Aunque su comunión con Dios haya sido restaurada, las consecuencias del pecado deben ser enfrentadas.  Su reputación al igual que su credibilidad han sido afectadas.  Va a ser blanco de burlas y de comentarios que buscarán la forma de desanimarlo, apartarlo de Dios y de hacerlo caer de nuevo.  Satanás aprovechará el momentum para "recordarle" que no es digno de ser perdonado, entre otras cosas.  Dudo mucho que el mundo se olvide fácilmente de este suceso pero si se mantiene firme y orando, no tengo la menor duda de que va a vencer.

Por mi parte me doy cuenta de lo fácil que cualquier persona puede caer.  Me asusta el hecho de personas que aparentemente viven en mejor relación con Dios puedan cometer tales pecados.  Escuchaba a un predicador diciendo que ante Dios no hay diferencia entre el trabajo que puede hacer un pastor y el que puede hacer un plomero.  Ambos deben ser trabajos que honren a Dios de igual manera.  El ser pastor no es garantía de santidad ni de pureza.

Un hermano en la fe ha caído.  Muchos se alegran pero los cristianos nos entristecemos por estos acontecimientos.  No nos queda más que orar para que Dios pueda restaurarle la vida.  Antes de juzgar examinémosno.  ¿Estamos en condiciones de señalar y de juzgar o debemos orar para que Dios nos de sabiduría para huir del pecado?

jueves, 15 de enero de 2015

¿Dónde está nuestra esperanza?

"…vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Juan 14:3)"

Una mañana me estaba preparando para ir a trabajar y al enfrentarme a la rutina respiré hondo y dije: “Tengo la esperanza de que algún día todo esto termine y no tener que estar madrugando para ir al trabajo.”  Me parece que esto es un sentimiento generalizado para todos los que tenemos que levantarnos fielmente todos los días para ir al trabajo.

La rutina es algo que nos va agotando y desgastando poco a poco y nos hace perder el enfoque en lo que verdaderamente está sucediendo.  Haciendo un pequeño análisis llego a la conclusión de que muchas veces lo que estamos viviendo hoy fue la esperanza que tuvimos ayer.  Por ejemplo, primero anhelamos salir de la escuela con la esperanza de entrar a la mejor universidad.  Luego nuestra esperanza es graduarnos con un título académico y encontrar un buen trabajo.  Luego deseamos crecer en el trabajo y tener un mejor ingreso para comprarnos una buena casa, un buen carro, etc.  Y así seguimos momento a momento teniendo nuevas esperanzas que satisfagan nuestros deseos.

La esperanza en las cosas de este mundo nunca se conformará con la realidad corriente.  Siempre queremos algo distinto a lo que tenemos.  Eso es el resultado de buscar llenar nuestras vidas con cosas materiales y vanas y cuando nos damos cuenta de que el vacío en nuestra vida no se ha llenado comenzamos a buscar otra “nueva esperanza”.  Queremos alcanzar la gloria, tener propiedades, vivir en un estilo de vida alto, que nos admiren y podríamos menospreciar al que no tiene lo que nosotros tenemos y aun envidiar a quien tiene más.  Al fin y al cabo todo se traduce en que queremos vivir como queremos vivir dejando la opinión de Dios a un lado.  Y no veo nada malo en tener aspiraciones en este mundo pero nuestra esperanza no puede estar sujeta a tales aspiraciones.  Debe trascender a una esperanza que nos mantenga firmes, viviendo y con deseos de seguir luchando en este mundo independientemente de los problemas que tengamos que enfrentar.  No importa que la rutina nos esté agotando, nuestra esperanza debe mantenernos con la frente en alto.

No podemos estar seguros de lo que nos vaya a pasar mientras estemos en este mundo.  Pero sí podemos saber que Jesús nos ofrece una esperanza real y eternamente duradera.  La vida no es meramente esto que estamos viviendo, sino que trasciende al más allá.  Nos espera una vida eterna al lado de nuestro Dios.  Esa es nuestra verdadera esperanza y no es una ilusión ni una expectativa que podamos tener; es sujetarnos a las promesas que Dios nos ha hecho.  Mientras llega el día de nuestra redención, seguiremos luchando con la frente en alto sin importar lo difícil que pueda resultarnos la vida en estos tiempos.
 
En Cristo tenemos una nueva vida y una nueva esperanza.  El nos está preparando lugar para que todos estemos juntos con El como la gran familia que somos.  Como he dicho anteriormente, ¿qué son 100 años comparados con una eternidad?  El tiempo sigue pasando rápidamente sin detenerse.  Vale la pena sacrificarse.  La recompensa es grande para los que creemos en Jesús y vivimos según su voluntad.


Vivamos a la luz de Jesucristo y mantengamos la esperanza y la seguridad de que llegará el momento en que tomaremos un vino nuevo junto a El.

domingo, 11 de enero de 2015

Británico defiende instalar Wi-Fi en las iglesias para atraer a las personas

El concepto de la iglesia se ha ido distorcionando poco a poco.  Ahora resulta que la iglesia es un circo social donde debe reinar la popularidad y las iglesias deben estar "abarrotadas" para demostrar que tienen éxito.


Británico defiende instalar Wi-Fi en las iglesias para atraer a las personas

Andrew Lloyd Webber, afirma que la conexión a Internet gratuitamente puede llevar a la iglesia devuelta a la comunidad. El objetivo es atraer de nuevo a los británicos a la iglesia.

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Testimonio de José Llamas - "Sólo Jesús puede llenar tu corazón"

Dar testimonio es parte de nuestra misión como cristianos.  Les comparto el testimonio de José Llamas (esposo de Mara Croatto).  Lo más importante es que aceptemos el llamado del Señor.  Cuando así lo hacemos, Dios se encargará de guiarnos y nos dará el poder para testificar.



viernes, 2 de enero de 2015

Una resolución con sentido

Aunque cada día es uno lleno de oportunidades y nuevos comienzos, no es hasta que cambia el rejoj de 11:59pm a 12:00am cuando sentimos que el cambio ha llegado.  La música, los explosivos, la algarabía, entre otras cosas, alimentan la sensación de que el cambio al fin se dará.  Comenzamos a cambiar nuestras actitudes, damos abrazos y besos, exhortamos a los demás a cambiar y al final todos lloramos con el brindis del Bohemio.  Luego nos sentamos en la tranquilidad de nuestro hogar a escribir el listado de nuestras resoluciones para el nuevo año.

No veo nada malo en hacer resoluciones.  Me parece que es parte de nuestra condición humana el querer realizar nuestras metas.  Sin embargo, te hago la siguiente pregunta para que reflexiones:  ¿Alguna de tus resoluciones te ayuda a asegurar tu futuro eterno? Es importante que meditemos sobre esto porque de nada nos sirve luchar por nuestras metas y no tener asegurado nuestro futuro eterno en el paraíso.

De más está decir que los años pasan rápidamente.  En un abrir y cerrar de ojos, nuestro Señor pudiera llamarnos a su presencia y tendremos que rendirle cuentas.  Si eso sucediera hoy, ¿tienes la certeza de que pasarás el resto de la eternidad junto a la presencia de Dios? ¿Está escrito tu nombre en el libro de la vida?

Si no has aceptado a Cristo como tu Salvador te exhorto a que, dentro de tus resoluciones, des ese importante paso y asegures tu eternidad.  Una vez hagas esto, el Espíritu Santo comenzará a hacer la obra dentro de ti y te ayudará a organizar tu vida conforme sea la voluntad divina y perfecta de nuestro Padre.

La muerte expiatoria de Jesús en la cruz hizo posible la reconciliación del ser humano con Dios.  Nuestros pecados han sido perdonados y ahora tenemos acceso directo a Dios por medio de nuestro Salvador Jesucristo.   Lo único que hay que hacer es aceptar el regalo de la salvación que Jesús nos ofrece.  No tenemos que preocuparnos por lo pecador o pecadora que hayamos podido ser.  En Cristo tenemos nueva vida, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas.

A continuación encontraras una oración modelo para aceptar a Cristo como Salvador.

Señor Jesús, gracias por morir en la cruz por mis pecados.  Abro las puertas de mi vida para recibirte como Señor y Salvador.  Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna.  Toma el control de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que yo sea.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén.

Que la paz de Dios abunde en la vida de cada uno de nosotros.