Todos los que trabajamos para alguna compañía sabemos lo que son los beneficios marginales. Tenemos nuestro trabajo y generamos un salario. Aparte de eso pudiéramos tener cierta cantidad de días libres pagos por vacaciones y enfermedad, plan médico, plan de retiro, etc. Quienes trabajan por cuenta propia no tienen estos beneficios. Si se enferman o están de vacaciones no cobran ningún dinero. El plan médico y el plan de retiro los tienen que costear ellos mismo. Sin embargo, tienen la opción de manejar su tiempo como mejor entiendan. Depende el tipo de trabajo que tengas vas a tener más o menos beneficios marginales. Pero hay algo claro en este asunto. Los beneficios marginales no son indispensables para sostenernos aunque sí nos pueden ayudar. Si tuviéramos que escoger entre tener un salario o vivir solo con los beneficios marginales, definitivamente el salario debería prevalecer.
Echa un vistazo a tu vida. ¿Tienes casa propia o vives alquilado? ¿Tu nevera está llena o vacía? ¿Tienes familia o no? ¿Vives en el campo o en la ciudad? Pudiéramos seguir haciéndonos preguntas sobre lo que tenemos y lo que no, pero al fin y al cabo ¿qué significa tener o no tener? ¿Es ese el objetivo de nuestra existencia? Si tenemos o no tenemos, ¿que más da? Todo eso son beneficios marginales que tenemos por el simple hecho de existir y no son indispensable para nuestra vida.
Algunos podemos tener más beneficios marginales y otros podemos tener pocos, unos tenemos familia y otros amigos, unos carros y otros bicicleta, unos salud y otros buen cuidado en medio de una enfermedad, unos hermanos y otros vecinos, unos viven en democracia y otros en comunismo, unos somos libres de adorar a Dios y otros perseguidos por la misma razón. Todo va a depender del lugar donde Dios haya decidido ponernos.
Si todo lo que tenemos o dejamos de tener son beneficios marginales, entonces ¿qué nos mantiene vivo? La contestación no parece ser difícil: El propósito mismo de nuestra existencia. Sin un propósito para vivir no tenemos vida aunque nuestros cuerpos se muevan a través del mundo.
A veces no entendemos cómo es posible que tantos cristianos sean perseguidos alrededor del mundo. ¿Qué motiva a cada uno de ellos a morir con la frente en alto y no negar a Jesús? Todos ellos lograron conocer a Jesús y reconocerlo como Salvador. Comprendieron que la vida es más que lo que podemos ver y va más allá de la muerte y que no hay nada, nadie, ni sufrimiento alguno que pueda destruir un corazón sellado con el poder del Espíritu Santo. Eso no quita que dejen de sentir dolor. Nuestras oraciones siempre deben acompañarlos para que Dios los proteja y fortalezca. Nos solidarizamos con el dolor de la iglesia y a la misma vez aprendemos que vivir y morir para Cristo es el privilegio más grande que puede tener cualquier ser humano. De cierto os digo que no perderán su recompensa.
Me hago eco de las palabras del hermano Richard Wurmbrand (fundador de Voice of the Martyrs): "Una fe que puede ser destruida por el sufrimiento no es fe."
Dios nos continúe bendiciendo.
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