Me dio algo de gracia ver un mensaje posteado en un blog cristiano que decía: "¡Jesús viene! ¡Corran y vengan antes de que sea tarde!" Lo que le faltaba a este mensaje era un "SALVESE QUIEN PUEDA". Me parece insólito el alarmismo al anunciar que Cristo viene.
La Biblia nos enseña una y otra vez que Cristo va a regresar. Esto no es un secreto. Sin embargo, es esa esperanza la que nos anima a vivir conforme a la voluntad de Dios. No predicamos que Jesús vuelve para que todos vengan corriendo y se libren de las llamas del fuego del infierno. Predicamos el regreso de Jesús para mantenernos firmes en la esperanza de su promesa. En los momentos difíciles recurrimos a la esperanza de que algún día no habrá más llantos, ni más tristeza, ni más dolor. Algún día estaremos viviendo en la eternidad con nuestro Salvador.
Para que algún no cristiano pueda entender lo que implica el regreso de Jesús, primero tiene que aprender quién es Jesús y para qué vino. La mejor forma de llevar este mensaje es con nuestras actitudes. No tenemos idea de cuántas veces hemos espantado a las personas por estar gritando que Cristo viene. Queremos convencer a las personas a fuerza de miedo y no por amor.
Debemos llevar un mensaje de amor y esperanza al mundo para que encuentren en Jesús el verdadero gozo y la paz que sobrepasa todo entendimiento. Para eso no debemos olvidar de dónde hemos venido y de qué nos ha librado Dios. Nuestros frutos hablan más que nuestros hechos y van a atraer a las personas al amor de Dios. Pero no podemos dar a los demás lo que no tenemos. Tal vez debamos volver a la Biblia y repasar cómo Jesús vivió en este mundo y así recuperar nuestro primer amor.
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