domingo, 15 de diciembre de 2013

La Navidad Parte I - ¿Preparándonos para qué?

Se podría decir que la Navidad es la época más anhelada por todos.  Socialmente, tenemos la oportunidad de compartir con nuestros familiares y amigos y de poder ver a nuestros niños y niñas abriendo regalos y jugando con los demás.  Al menos esa es nuestra primera impresión.

He decidido reflexionar brevemente sobre los acontecimientos antes, durante y después del 25 de diciembre.

Parte I ¿Preparándonos para qué?

Ya pasó Halloween y el pavo ya fue digerido.  Luego de casi un año de espera, por fin comenzó la época de Navidad.  Nuestro primer paso es analizar cuánto dinero tenemos ahorrado, cuánto tenemos en la tarjeta de crédito disponible, de cuánto será el bono y cuándo lo recibiremos, a qué fiestas iremos, etc.  

De dos a tres semanas antes del 25 de diciembre comienza la cuenta regresiva para buscar los mejores regalos antes de que se acaben o que los compre "mi competencia" (el mejor regalo lo tengo que dar yo).  Los centros comerciales se inundan debido al efecto de los mal llamados "especiales de Navidad".  Las tarjetas de crédito se usan con mayor frecuencia y sin mucha pena (pues la estamos usando para algo bueno).  Nuestra alegría es tal, o más bien nuestra euforia, que nos convencemos a nosotros mismos de que el dinero que estamos tomando prestado lo vamos a pagar durante los primeros 3 meses del próximo año.  Para esto es necesario olvidarnos de que una gran parte del dinero adeudado al presente en nuestras tarjetas de crédito llevan la carga de navidades pasadas.  Ah, pero estamos en Navidad y no debemos estar pensando en cosas negativas; no queremos que se nos dañen las fiestas.  La Navidad es sólo una vez al año.

Luego de horas alrededor de la tienda, nos disponemos a hacer la mega fila para pagar.  Estando en la fila comenzamos a hacer un recuento mental para ver que no se nos haya quedado a nadie sin regalo y cuánto dinero ya tenemos gastado.  De repente nos da el primer susto; una voz tenue que nos trata de decir: "creo que nos excedimos un poco".  Inmediatamente la voz de la conciencia es apagada con un: "Próximo".

Llegamos corriendo a la caja registradora luego de 20 minutos o más esperando por nuestro turno.  A pesar de todo, escuchamos otra vez esa voz que nos dice: "Estamos gastando un montón".  Pero vuelve a apagarse con un: "Tienen un 10% de descuento adicional si solicitas nuestra tarjeta".  Justo lo que necesitábamos.  "Nos salvamos, dale pa' lante".  

Ya estamos en casa y comenzamos a ver nuestras compras y a identificar qué es para quién.  De repente aparece el recibo de compra y comenzamos a analizarlo más detalladamente.  Nos percatamos de que compramos una que otra cosita de más y que tal vez pudiéramos devolver algo.  Justo en ese momento, alguien de la casa enciende la radio buscando música navideña y algo así suena:


"Olvídate, nos ahorramos 10% que no teníamos contemplado, a bailarrrrr."  

¿Y el recibo? Pa'l zafacón.


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