jueves, 2 de octubre de 2014

¿Para quiénes son las señales del fin?

La mayoría de los estudiosos de las profecías coinciden en que nos encontramos en los últimos tiempos.  Pero, ¿cómo estar tan seguro de eso?  Es un hecho que cada día que pasa nos acercamos más a nuestra redención.  Sin embargo, me parece que este tema del fin del mundo es un asunto más para las personas cristianas que para los que no comparten el cristianismo.  ¿Cuál es la intención del Evangelio? ¿Traer personas a Cristo o anunciar el fin del mundo?

Hay iglesias que establecen que anunciar el fin del mundo pudiera tocar las emociones de quienes no han aceptado el Evangelio.  Me parece que, generalmente, quienes no han querido aceptar a Cristo por lo que El es no van a aceptarlo bajo otros argumentos.



Las señales del fin del mundo sirven más como una esperanza para todos los que estamos esperando al Señor Jesús.  Para los demás, esto pudiera ser ficción, fanatismo, intimidación, locura, etc.  Somos nosotros los cristianos los que tenemos que tener ese sentido de urgencia y sacar más fuerzas para seguir predicando el verdadero Evangelio.  Si entendemos que el tiempo se acaba tendremos esperanza de que pronto estaremos en Su presencia y tendremos compasión por los demás.  Pero tenemos que saber cómo expresar esa compasión.

De nada sirve ir a la calle a gritarle a todo el mundo que es hora de escapar del juicio de Dios, que tienen que arrepentirse, etc.  Para los ojos de los demás nos estamos haciendo perfectos y acusando a los otros de pecadores.  Muchas veces somos nosotros los que espantamos e impedimos a los demás venir a Cristo por tergiversar el mensaje.  Es por eso que cada vez que un cristiano peca o comete un error es señalado rápidamente.  Y, ¿para qué aceptar el mensaje de alguien que pudiera ser más pecador que yo? Esa es la pregunta de muchos.  Y la culpa la tenemos nosotros mismos por creernos que estamos en una posición privilegiada.  Ciertamente tenemos algo de ventaja por haber aceptado a Cristo en nuestras vidas, pero tenemos que estar claros de dónde vinimos para no caer en la tentación de juzgar a los demás, de manera consciente o inconsciente y “enviarlos al infierno”.

Todos somos pecadores y debemos tener cuidado de cómo señalamos el pecado ajeno.  Más allá de señalar el pecado de otros, debemos mantenernos firmes y buscar la santidad día tras día.

Somos llamados a llevar el mensaje del Evangelio a todo el mundo.  Tenemos que presentarle al mundo la alternativa de la salvación y orar por quienes no quieren aceptar el llamado.  Las señales de los últimos tiempos son para nosotros, no es para darle a nadie por la cabeza con las señales del fin.  Es para que nos demos a nosotros mismos y despertemos.  El tiempo se acaba y tenemos que hacer nuestro trabajo.

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