Puerto Rico en sus Manos es un ministerio cristocéntrico organizado para presentar el plan de salvación de manera directa y concientizando sobre la razón de ser del sacrificio de Cristo. De esta forma nos comprometemos a llevar a cabo la Gran Comisión encomendada por nuestro Señor Jesucristo.
Este ministerio está abierto para cualquier persona que sienta en su corazón el deseo de sembrar las semillas de Reino en la vida de las personas. Puerto Rico en sus Manos no representa a ninguna denominación religiosa. Esto significa que cada miembro es libre de perseverar en la iglesia a la que fue llamado por Dios.
Entendemos que el llamado a cumplir con la Gran Comisión trasciende cualquier grupo denominacional. Sin embargo, para mantener un orden, hemos establecido unos principios básicos de fe en los cuales basar el ministerio. Estos son:
- Creer en Jesucristo como el único camino para llegar al Padre
- Creer en la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo
- Creer en la Biblia como la única fuente de fe y norma de conducta
- Creer en la inminente segunda venida de Cristo
Estos principios no constituyen toda nuestra fe, pero sí son esenciales para mantener una armonía entre todos los miembros del ministerio.
Como cristianos tenemos el deber ante Dios de predicar el Evangelio a todas las naciones. Dios está levantando ministerios e Iglesias para llevar a cabo esta mision. Puerto Rico en sus Manos es un ministerio local que quiere que Puerto Rico conozca y mantenga una relación con nuestro Creador. Esto no significa que no nos involucraremos en asuntos de índole mundial.
Como ministerio, estableceremos reuniones de apoyo para los miembros. Estudiaremos la Palabra de Dios, discutiremos problemas sociales, planearemos nuestras actividades, entre otros temas según amerite. Evitaremos en todo momento discutir temas doctrinales para que el propósito y razón de ser del ministerio no se vea afectado.
Cada miembro del ministerio tiene la libertad de asistir a diferentes actividades fuera del ministerio teniendo en cuenta que somos representantes de Dios y debemos honrarlo en todos los aspectos de nuestra vida. No debemos utilizar el nombre del ministerio en otros asuntos que puedan desvirtual nuestra mision.
Encomendamos a Dios este ministerio. Que sea El quien abra y cierre puertas, que su Gloria se manifieste en medio de nosotros y que podamos reflejar la justicia de Cristo a través de cada uno de nosotros.
Dios nos bendiga.
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