Cuando decidí aceptar al Señor, lo hice convencido de que estaba tomando la decisión correcta. No fue el ir al infierno lo que me hizo tomar tan importante decisión sino que entendí el significado de la muerte de Jesús y lo que logró con eso. Pude sentir que debí haber sido yo quien debió haber muerto, pero el amor de Dios que trasciende todo me salvó de esa condenación.
La Biblia no dice las consecuencias que hay por no creer en el infierno pero sí por no aceptar a Cristo como Salvador y Señor. Ciertamente creo en la existencia del infierno, pero me parece que se alcanza más vidas testificando a través de nuestra vida, evitando juicios contra los que no piensan como uno, sembrando la semilla del evangelio en el corazón de las personas y orando para que el Espíritu Santo haga germinar esa semilla.
Como cristianos es bueno y necesario conocer las verdades de la Biblia, incluyendo la existencia del infierno. Pero, ¿qué salva al ser humano? ¿Creer en el infierno o aceptar a Jesús como Salvador y Señor? Permítanme aclarar algo antes de que digan que el que cree en Jesús tiene que creer en el infierno. Dios mira el corazón de las personas. El sabe quién lo busca de corazón y, no se preocupen, Dios hará lo necesario para ajustar la vida y el pensamiento de las personas conforme a su voluntad.
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